El acceso al agua es un problema global apremiante en el siglo XXI. Además del continuo crecimiento de la población y del aumento del consumo de agua per cápita (que conllevan un aumento del consumo energético), los recursos hídricos están disminuyendo debido al cambio climático en algunas regiones europeas, especialmente en el sur de Europa. La solución actual para proporcionar un suministro de agua sostenible en el futuro consiste en gestionar y optimizar los recursos existentes.