La pandemia ha puesto al descubierto las fortalezas y debilidades de los sistemas políticos de todo el mundo. En el conjunto del planeta continúa observándose un cierto declive democrático, que no se traslada tanto en un retroceso hacia dictaduras tradicionales como en que más democracias pierden calidad de las que progresan. En este contexto, el caso de España no es el de un declive democrático sostenido o, ni mucho menos, acelerado; al contrario, todos los indicadores recientes, incluida la encuesta a expertos que cada año realizamos para este informe, apuntan hacia una recuperación de la calidad de la democracia a los niveles anteriores a la Gran Recesión.
No obstante, ello no significa que no haya que prestar atención a algunos problemas encadenados que pueden llegar a afectar no solo a la capacidad del Estado para procesar conflictos sino también, en último caso, a los mecanismos fundamentales de la democracia. Los capítulos del informe de este año están agrupados en torno a cuestiones que reflejan la realidad democrática de España en el 2021, año en el que el país empezó progresivamente a dejar atrás lo peor de la pandemia y a adentrarse en el reto histórico de la reconstrucción, con las particularidades propias del funcionamiento de un sistema político maduro. De nuestra capacidad para recomponernos del impacto de esta dura crisis dependerá, a su vez, el éxito a la hora de navegar la incertidumbre y las tensiones políticas que afrontarán nuestras democracias en el futuro.