En pocas coyunturas económicas como la que atraviesa España se ha hecho tan palpable una doble conjunción de factores: la necesidad de mantener un adecuado nivel de inversión en infraestructuras como motor de crecimiento económico del país, frente a la necesidad de controlar el creciente déficit de las cuentas públicas. En el presente artículo se analiza el impacto en las políticas de provisión de infraestructuras de la contención del déficit público en los Presupuestos Generales del Estado, haciendo especial hincapié en las fórmulas ofrecidas por el Plan Extraordinario de Infraestructuras.