Existe una gran demanda a nivel global de piel 'artificial” tanto para su utilización clínica como para el testado de productos farmacológicos, cosméticos y químicos de gran consumo. De entre las nuevas tecnologías emergentes para dar respuesta a esta demanda, destaca la bioimpresión 3D, es decir, la aplicación los bien conocidos principios de la impresión 3D a la producción de tejidos y órganos humanos. Resultados recientes demuestran que es posible obtener piel humana funcional por este método, abriendo la posibilidad de lograr su estandarización y total automatización para convertirlo en un método de producción industrial.